Encabezado

diciembre 21, 2014

¿EE.UU. y Cuba, el fin de la Guerra Fría en América Latina?

ESPECIAL DE FIN DE AÑO: ENCUESTA GDA PERSONAJES Y NOTICIAS 2014

Arturo Valenzuela*

            El histórico anuncio de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro de que han acordado emprender un dialogo con vistas a normalizar las relaciones diplomáticas promete acabar con uno de los últimos rezagos de la Guerra Fría y abre camino no sólo para reeditar la relación bilateral, sino para recalibrar el sistema interamericano en búsqueda de un mayor consenso y cooperación en beneficio de todos los habitantes de las Américas. Con ello el presidente Obama reiteró los pilares fundamentales de su política exterior que privilegia el dialogo aún con países con los cuales Estados Unidos puede tener profundas diferencias, que promueve el multilateralismo en la solución de problemas globales, y que busca fortalecer la democracia, los derechos humanos, y la prosperidad con reglas claras y transparentes acordes al estado de derecho.

            Además de anunciar la intención de restablecer sedes diplomáticas, el presidente Obama autorizó una serie de cambios administrativos que profundizan las medidas tomadas en su primer gobierno que permiten una mayor interlocución entre elementos de la sociedad civil y del sector privado estadounidense con sus contrapartes en Cuba en actividades educacionales, culturales, deportivas y comerciales en apoyo del incipiente sector privado cubano.  

            Los defensores del embargo en Washington de inmediato fustigaron al presidente por entregarle premios inmerecidos a un gobierno totalitario cuando precisamente se encuentra frente a una de las peores crisis económicas de su historia.  La Casa Blanca rechaza tajantemente esa critica, subrayando que es Estados Unidos el que se encuentra aislado internacionalmente al mantener un embargo que se considera un anacronismo, cuando el país tiene relaciones diplomáticas con países como Vietnam.  Es precisamente la política de aislamiento que le  ha permitido al régimen cubano ejercer un dominio sobre la ciudadanía.   Una política diferente, que incentiva una mayor interlocución de la sociedad civil cubana con aquella de un enorme país a 150 kilómetros de distancia, inevitablemente ayudaría a incentivar la formación de una sociedad civil más autónoma, capaz de exigir sus derechos frente al estado.

            Curiosamente los ‘duros’ en Washington tienen sus contrapartes en La Habana que entienden muy bien que una política de mayor acercamiento entre las sociedades civiles de ambos países a la larga podría privarles del monopolio que tienen del poder.  Incluso en las conversaciones secretas que precedieron el dramático anuncio del 17 de diciembre, La Habana se resistió a considerar la normalización diplomática como tema de discusión.  Por otro lado es difícil pensar que Obama vaya a poder convencer a un Congreso en manos de Republicanos de levantar el embargo—tema que muchos querrán usar como plataforma de campaña con la esperanza de que les ayude a recuperar la presidencia.  No está claro que esa estrategia les beneficie.  Aun en la Florida una mayoría de los cubano-americanos apoyan un levantamiento del embargo.   

¿Y por ultimo, después de un generalizado apoyo en las capitales de América Latina a la iniciativa anunciada en Washington y en La Habana, habrá una apoyo constructivo por parte de los otros países americanos para que ésta se pueda concretarse y prosperar?  No cabe duda ahora que la próxima Cumbre de las Américas en Panamá (abril 2015) se va a realizar.  Estados Unidos ha señalado claramente que no vetaría la asistencia de Cuba y que está dispuesto a sentarse en la misma mesa con Raúl Castro para discutir los desafíos comunes de las Américas. ¿Pero qué de los compromisos de los países con la democracia y los derechos humanos, valores consagrados en instrumentos ratificados por la OEA y el Mercosur? ¿Podrá normalizarse del todo la relación con un país que no permite elecciones libres, libertad de prensa, y autonomía de la sociedad civil? ¿Al despejarse los remanentes de la Guerra Fría, no habrá que buscar cómo fortalecer aquellos valores que se perdieron durante ese período?.

*Arturo Valenzuela, fue subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental en el primer gobierno del presidente Barak Obama, donde le correspondió entre otros temas la relación con Cuba. Fundador y Director hasta el 2011 del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, ejerce hoy como Asesor Internacional de Covington, una firma global de abogados con sede principal en Washington, D.C.