El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker –quien formó parte de la cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en Bruselas (Bélgica)– concedió una entrevista exclusiva al Grupo de Diarios América (GDA), en la que habló sobre los desafíos de la UE para mantener la seguridad y la paz en el Viejo Continente, los retos que plantea el restablecimiento de las relaciones con Cuba, la preocupación por la crisis en Venezuela y la exención de la visa Schengen para colombianos.
Hace unos días, usted dijo que una “horda de gallinas” ha efectuado combates militares más fuertes que los de la UE. ¿Le preocupa que las decisiones que tome la UE sobre su política de defensa se ejerzan en otros centros de poder? ¿Rusia podría aprovecharse?
La UE surgió desde el deseo de abandonar el derramamiento de sangre entre las naciones que la conforman. Sin embargo, esto requiere continuos esfuerzos para mantener a raya los intereses nacionalistas.
Los conflictos y las tragedias que ocurren en nuestras fronteras son un poderoso recordatorio de que nuestro trabajo por mantener una paz duradera no ha terminado. Por eso debemos desarrollar políticas comunes en torno a los temas de seguridad y defensa. Todavía estamos muy lejos de conformar una defensa común y de hablar de un ejército europeo. Pero, siempre que haya voluntad política para hacer uso de toda la gama de instrumentos existentes, seremos capaces de llevar a cabo una política exterior activa y creíble. Desafortunadamente, esta voluntad es a menudo insuficiente.
Por eso, una de mis prioridades desde la Comisión es fortalecer a Europa como un actor global, a través de la ejecución tanto de políticas exteriores como del desarrollo y la ayuda al comercio, gracias a la participación en instituciones financieras internacionales y del desarrollo de políticas conjuntas con nuestros vecinos.
Lo cierto es que, si en realidad deseamos que Europa sea una potencia fuerte en el mundo, debemos trabajar en el fortalecimiento de nuestra seguridad y defensa. Por supuesto que esta es una visión a un muy largo plazo, y no se trata de hacer de la UE una alternativa para la Otán.
Es claro que la UE y la Otán deben trabajar en conjunto. En cuanto a Rusia, estamos tomando las medidas necesarias, tal y como lo demuestran nuestras sanciones, con el fin de garantizar la plena aplicación de los acuerdos de Minsk.
China está expandiendo su presencia en América Latina. ¿Qué papel debería mantener la UE dentro del escenario mundial durante las próximas décadas?
En Europa fortalecimos nuestros lazos comerciales después de la Segunda Guerra Mundial no solo como beneficio económico mutuo, sino como la clave para efectuar una paz duradera. Es nuestra razón de ser.
Por lo tanto no queremos entrar en una discusión sobre dónde nos encontramos o cuál es nuestra posición dentro del orden de influencia internacional.
Lo que deberíamos preguntarnos es cómo podemos ampliar las relaciones de mutuo beneficio que harán que crezcan las exportaciones con nuestros socios, la tasa de empleo y la competencia.
Hemos construido y estamos construyendo fuertes lazos comerciales tanto con EE. UU. como con China, tanto bilateralmente como dentro del G-20. China es la economía con más rápido crecimiento del mundo, y tengo que confesar que siento una fascinación personal por sus dinámicas económicas. De hecho, China es ahora el segundo socio comercial de la UE después de EE. UU., y la UE es el mayor socio comercial de China.
La UE está amenazada por las divisiones: Grecia está en crisis; el Reino Unido busca reformas, y en España hay movimientos independentistas. ¿Cómo ve el futuro de la UE en este contexto?
No es un secreto que los ciudadanos están perdiendo la fe y que somos frecuentemente confrontados por situaciones desafiantes. Por esas razones, creo firmemente que necesitamos respirar una nueva oportunidad de vida en el proyecto europeo. Grandes desafíos nos esperan y depende de nosotros estar a la altura de esos desafíos. Si queremos un papel que jugar en el futuro tenemos que jugarlo ahora.
Europa es pequeño. Sin Rusia y Turquía, es 5,5 millones de kilómetros cuadrados, dos tercios del tamaños de Brasil, la mitad de los EE. UU. y China. Solo Rusia cuenta con 17 millones de kilómetros cuadrados.
Europa está en declive demográfico. Al comienzo del siglo XX, los europeos representaban el 20 por ciento de la población mundial; en el inicio del siglo XXI eran el 11 por ciento y a mediados del mismo serán el 7 por ciento. En el siglo XXII, los europeos serán el 4 por ciento de la población del mundo, que habrá crecido a los 10.000 millones. Así que, si dentro de 50 años, entre el 4 y el 7 por ciento de nosotros va a ser europeo, está claro que somos más fuertes cuando actuamos juntos. Europa es el escudo protector para todos nosotros quienes pueden llamar a este continente su hogar.
¿La UE asegurará que los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno sean los valores que determinen las relaciones entre la UE y Celac, más allá de los aspectos económicos y comerciales, en particular en casos como el de Venezuela?
La UE siempre ha hecho de los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno los elementos fundamentales en la relación con los países terceros. Además, en general nuestra asociación con la Celac está basada en el núcleo de los valores compartidos. Debemos trabajar juntos para promover y mantener esos valores, particularmente donde y cuando se vea que pueden estar comprometidos.
En el caso de Venezuela, lo que nos gustaría ver sería más diálogo y más entendimiento entre el gobierno y todos los partidos políticos y la sociedad civil, especialmente en este momento, para que las elecciones parlamentarias sean justas y transparentes dentro de lo apropiado con unos plazos debidamente anunciados.
¿Qué significa la suspensión de visados Schengen para los peruanos y colombianos en este contexto?
Queremos remover los obstáculos para los ciudadanos colombianos, peruanos y europeos para que viajen en nuestros países. Estamos complacidos con todo lo que promueva los intercambios culturales entre nuestras regiones y lo que le dé a nuestra gente nuevas oportunidades.
La CE ha examinado si las condiciones se cumplieron para introducir las exenciones de visa, y esos reportes fueron positivos. Estamos esperando la finalización y la implementación de esos acuerdos. Viajar es después de todo un camino de dos vías.
Las negociaciones con los gobiernos de Colombia y Perú también incluyeron elementos para evitar el abuso de estas nuevas oportunidades de viaje. Esperamos que nuestros socios introduzcan los pasaportes biométricos este año y que cooperen con los países de la UE en la readmisión de migrantes irregulares, como se han comprometido a hacerlo.
Dentro del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba, ¿la UE estima que Cuba se convierta en una democracia que abogue por el respeto de las libertades civiles y no solo un destino de inversión o de turistas europeos?
Yo creo que nuestra cercana asociación regional se va a beneficiar de las negociaciones con Cuba en un nuevo marco de diálogo político y cooperación.
Es importante mantener el buen momento de compromiso mutuo para empezar el diálogo frente a los DD. HH. Esto debe considerarse en el contexto de las reformas positivas como la flexibilización de las restricciones en Cuba, tales como la libertad de viajar. Este año, la cumbre de la UE y Celac estará enmarcada por nuevos desarrollos importantes en la región.
La próxima ronda de negociaciones para un diálogo político y un acuerdo de cooperación –que se prevé para después de la cumbre, el 15 y 16 de junio– ofrece la oportunidad de llevar el país a un nivel similar de compromiso bilateral y regional, que ya existe con la mayoría de países de América Latina.
Grupo de Diarios América (GDA)
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