Organizaciones narcocriminales de
América latina envían cargamentos de cocaína y metanfetaminas a Guinea Bissau,
Nigeria y Costa de Marfil. Preocupa a las autoridades la relación de estas
mafias con el terrorismo.
Germán de los Santos/La Nación/Argentina
Con información del Grupo de Diarios
América (GDA*)
El médico argentino Gabriel Zilli,
especialista en tratamiento para atenuar el dolor en los enfermos de cáncer,
estaba nervioso. Temblaba. A su lado, en su casa en el barrio de Arroyito de
Rosario, una ciudad de 1.200.000 habitantes ubicada a 300 kilómetros de Buenos
Aires, Argentina, el portugués Fernando Martins Frutuoso y el colombiano Wilmar
Yuriano Valencia Estrada, del cártel de los Urabeños, cocinaban en una olla
grande arroz.
El oncólogo no estaba intranquilo por el
almuerzo, sino porque era su debut como narcotraficante. Sus compañeros
colombianos practicaban en su casa ubicada en ese apacible barrio repleto de
árboles de plátano un sofisticado método para que la cocaína quedara adherida a
cada grano de arroz.
Esta organización de
narcotraficantes colombianos, argentinos, ecuatorianos y portugueses, liderada
por los hermanos Erman y Williams Triana Peña tenía previsto enviar a Guinea
Bissau, África, a través de la empresa Euro Export SRL un cargamento de 46 toneladas
de arroz. La carga iba a llegar a ese pequeño país de 1,5 millones de personas
a través del programa “Hambre Cero”, de la Organización de Naciones Unidas.
El cargamento fue descubierto por la
Gendarmería argentina en el depósito fiscal Binder SRL, en el oeste de Rosario.
La cocaína camuflada en granos de arroz había sorteado los controles de los
escáner de la Aduana, aunque no logró engañar al Golden Retriever que olfateó
la droga.
En la investigación que llevaron adelante
el juez federal N°12 Sergio Torres y el jefe la Procuraduría de Narcotráfico
(PROCUNAR), Diego Iglesias, se descubrió que esta organización trasnacional –en
la causa 7.650/2014–, que tiene 72 imputados, creó 30 empresas en Argentina
para “lavar” 5.337.000 dólares.
El ex secretario de Justicia argentino
Guillermo Heisinger era uno de los principales miembros de esta organización
para blanquear el dinero en compañías de distintos rubros: agropecuarias,
financieras y servicios fúnebres, como un crematorio de cadáveres ubicado a 20
kilómetros de donde se cocina el arroz con cocaína.
África es una nueva ruta del narcotráfico
desde América latina que empieza a preocupar. Los intermediarios en ese
continente que se dedican a introducir la droga en Europa pertenecen a
organizaciones criminales enquistadas en los gobiernos, con nexos directos con
el terrorismo y el tráfico de armas.
La ministra de Seguridad argentina,
Patricia Bullrich, señaló que este país es un mercado atractivo para los
traficantes y que parte de la exportación local de cocaína "financia"
a "grupos terroristas" en África.
Bullrich dijo a LA NACION/GDA que la
cocaína se triangula por África para llegar a Europa. "Servicios de
inteligencia de otras naciones nos confirmaron que se les paga «peaje» a grupos
terroristas para hacer las operaciones", declaró.
Según un informe de la Comunidad de
Policías de América (Ameripol), por la ruta africana pasa un 30 por ciento del
total de la cocaína que tiene como destino final a Europa.
África se transformó durante los últimos
cinco años en un punto clave en el mapa del narcotráfico mundial. Y para las
organizaciones criminales de América latina es una ruta alternativa cada vez
más utilizada para llegar a Europa, donde los controles se incrementaron.
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga
y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) activó las alarmas y pidió que se
intensifiquen “los esfuerzos para erradicar el tráfico de drogas y la
delincuencia organizada en África occidental, base central para el tráfico de
cocaína desde América Latina hacia Europa”.
Los pioneros en incursionar en nuevas
rutas
Los principales carteles de droga mexicanos
fueron los primeros que incursionaron en la ruta africana. Los Zetas, el cartel
de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, tejieron puentes con ese continente con
la ayuda de la mafia italiana Ndarngueta desde hace más de siete años.
Samuel González Ruiz, ex director de la
Unidad Especializada de Delincuencia Organizada de la Procuración mexicana,
señaló que “desde 2010 el cartel de Sinaloa empezó a tener presencia en
África”.
El cartel liderado por Joaquín Archivaldo
Guzmán Loera, alias “Chapo”, quien fue extraditado a Estados Unidos en enero
pasado, utiliza la ruta de Guinea Bissau para introducir la droga en Europa. En
esa región operan tres facciones del cartel de Sinaloa, una de ellas liderada
por Damaso López Serrano, alias “Minilic”.
Martín Barrón Cruz, experto del Instituto
Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) de México, admitió que es complejo
abordar estas nuevas rutas del narcotráfico porque “el gran problema es que no
se conoce cómo manejan los controles los gobiernos africanos”.
En marzo de 2016, en Asaba, Nigeria, fue
desarticulado un laboratorio que tenía capacidad para producir cuatro toneladas
de metanfetaminas. Cuatro mexicanos habían montado esa fábrica, y se presume
que ese estupefaciente sintético tenía como destino Asia, donde el kilo de esa
droga puede llegar a pagarse 300.000 dólares.
Los carteles colombianos también tienen
aceitados nexos con el continente africano. Las autoridades de ese país
calculan que unas 130 toneladas de cocaína -la tercera parte de lo que se
“exporta” desde Colombia- terminan en puertos africanos antes de ser
diseminados por Europa. Esa droga sale generalmente por el puerto de Santos,
Brasil.
Alianzas entre carteles
En Togo y Guinea Bissau hay varios
colombianos que fueron capturados que llevaban cargamentos de droga en alianzas
con redes venezolanas y brasileñas.
Las organizaciones brasileñas como la
Familia del Norte (FDN) y el Primer Comando de la Capital (PCC) trabajan con
reductos de las desmovilizadas Farc, con el poderoso Clan del Golfo y con la
banda criminal los Caqueteños que opera en el sur de Colombia.
Según fuentes de la Dirección Central de
Policía Judicial e Inteligencia (DIJIN), Los Caqueteños controlan con la FDN el
tráfico de droga por toda la frontera terrestre y fluvial entre Brasil, Perú y
Colombia.
Agentes federales de Estados Unidos
aseguraron que la droga que ingresa a Brasil termina en Europa, vía Surinam y
África.
Varios de los cabecillas de las bandas
brasileñas asesinados en las masacres de las cárceles en enero pasado se
mataron por el control de esas rutas con los narcos colombianos.
En 2013, los colombianos Rafael Antonio
Garavito García y Gustavo Pérez García, fueron capturados por formar parte de
una red transnacional aliada con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) que llevaba cocaína hacia Guinea Bissau y traía armas para el grupo
guerrillero, según informaron agentes de la DEA.
En el caso de Venezuela, las autoridades
estadounidenses avanzan en varias acusaciones que probarían que funcionarios y
militares de ese país facilitan el envío de cocaína colombiana rumbo a África y
a Europa. La droga sale de la zona del Catatumbo, en el norte de ese país,
cuyos cultivos se han duplicado en los últimos cuatro años.
Debido a la amplitud y porosidad de la
frontera entre Colombia y Venezuela, se calcula que hay más de 25 pasos
habilitados para mover cocaína rumbo a África y a Europa. Casi todas las rutas
narco parten de del sur de Bolívar, Cesar, La Guajira, Arauca y Vichada. Los
destinos son el estado de Apure, el Zulia, la península de Paraguaná,
Caracas y la Isla de Margarita.
Mildred Camero, ex presidenta de la
Organización Nacional Antidrogas (ONA) de Venezuela, dijo que “Venezuela agrava
su papel de principal corredor de sustancias ilícitas en Sudamérica hacia otros
Estados del continente americano, Europa y África Occidental. Las incautaciones
en el exterior han aumentado en menos de un año; y persiste el vacío de mecanismos
de control”.
Puertos y logística narco
La noche del 2 de junio
pasado, la Policía Antidrogas de Perú decomisó 474 kilos de cocaína que iban a
ser embarcados en el puerto de Paita, departamento de Piura, con destino a
Abidjan en Costa de Marfil.
La cocaína fue camuflada en conos de hilos
almacenados en cajas de cartón. El cargamento había sido remitido por la
empresa Coagromar S.A, con sede en el Cantón Huaquillas, ciudad ecuatoriana que
es, a su vez, la principal entrada terrestre con Perú. Fueron detenidas siete
personas: cinco peruanos y dos ecuatorianos. No es la primera vez que se
menciona el puerto de Paita como un punto de exportación utilizado por
narcotraficantes.
El fiscal antidrogas de Perú, Juan Mendoza,
aseguró que las mafias africanas negocian la compra de cargamentos en Uruguay,
Argentina y Brasil, debido a que Perú es sólo un país productor de cocaína.
Uno de las primeras incautaciones de un
envío de droga hacia África que se tiene registro en Perú se produjo el 22 de
mayo del 2009, cuando se secuestraron 600 kilos de cocaína en el distrito de
Ventanilla, Callao.
En Brasil la puerta de salida hacia África
es el puerto de Santos, de donde se “exporta” el 88 por ciento de la droga que
logra salir de ese país, según calcularon las fuentes. El modus operandi
detectado por la Policía Federal de Brasil es el llamado “rip-on rip-off”.
Los narcotraficantes, con
la ayuda de cómplices, camuflan la cocaína en cargas lícitas dentro de
contenedores. El procurador brasileño Carlos Bruno Ferreira Da Silva calculó
que sólo se logra inspeccionar “entre el 5 y 10 por ciento de las cargas que
salen de Brasil”.
Una de las rutas más dinámicas hacia África
es la llamada Carretera 10, por donde sale cocaína de Brasil a países de África
occidental, antes de ser redistribuida para Europa.
Otros puertos bajo la lupa son el de
Montevideo, en Uruguay, y Buenos Aires y Rosario, en Argentina. Una fuente
judicial uruguaya dijo al GDA que la Policía de ese país detectó este año que
el grupo brasileño Primer Comando de la Capital (PCC) traficó cocaína por el
puerto de Montevideo rumbo a África y de ahí a Europa.
En Uruguay se descubrieron envíos de droga
por correo a África. El 10 de abril pasado, la empresa FedEx denunció dos
paquetes sospechosos en Montevideo. Se encontró cocaína impregnada en ropa y
dentro de un taladro. El hombre que enviaba las encomiendas era un brasileño,
que tenía cinco documentos falsos de ese país. Envió encomiendas con cocaína a
Hong Kong, Cabo Verde y Sudáfrica; y a Madrid, según el Ministerio del Interior
de Uruguay.
En Costa Rica también se utiliza el correo
para traficar drogas a África. Las remesas casi siempre son pequeñas cantidades
y viajan por correo o en valijas de viajeros que son nativos de países como
Nigeria, Congo, Ghana y Sudáfrica.
La utilización de este largo camino para la
droga es atribuida, por la Policía de Control de Drogas (PCD) del Ministerio de
Seguridad Pública, al alto precio que pagan por la cocaína en África.
Preocupación
por el crecimiento de la producción de cocaína
Ante la preocupación por estas nuevas rutas
y movimientos de los carteles, la Dirección de Lucha contra el Crimen
Organizado e Interpol se reunieron con sus pares de la región por el tráfico de
drogas hacia África. Tratan de hacer un trabajo coordinado para conocer el
modus operandi de las organizaciones y luego atrapar a los traficantes.
Según Amado de Andrés, representante
regional de la UNODC, en los últimos tres años creció la producción de cocaína
en América latina. Calcula que el incremento alcanza las 200 toneladas.
El funcionario reconoció que el incremento
de la producción de estupefacientes se debe a un factor clave: el proceso de
paz en Colombia. De Andrés explicó al GDA en El Salvador, que el aumento de la
producción de cocaína está vinculado con las operaciones de la FARC: “El
proceso de paz en Colombia ha tenido buenos resultados, excepto por la
reducción de las plantaciones de coca en regiones colombianas”.
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