SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
Especial para el Grupo de Diarios América (GDA)
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
Especial para el Grupo de Diarios América (GDA)
Han pasado noventa días desde la proclamación de Juan Guaidó
como presidente interino de Venezuela. Pese a que el régimen de Nicolás Maduro
no da signos de dar su brazo a torcer, Estados Unidos sigue empeñado en que su
salida es la única vía posible para la restauración de la democracia en este
país.
Este jueves Elliott
Abrams, representante especial del Departamento de Estado de Estados Unidos
para la crisis, volverá a la carga en un discurso que pronunciará en el
Atlantic Council, uno de los centros de pensamientos más importantes de la
capital estadounidense.
En entrevista exclusiva con el Grupo de Diarios América (GDA), Abrams sostiene que su charla hará énfasis
en el “día después” a lo que ve como el inevitable colapso del régimen y lo
imperativo que resulta tener en cuenta un futuro para el chavismo y los
militares venezolanos.
Abrams advirtió que Estados Unidos no ha agotado todas sus
opciones y anticipa la imposición de nuevas sanciones posiblemente este
viernes.
-¿Cuéntenos del discurso que piensa pronunciar este jueves
en el Atlantic Council sobre Venezuela?
Queremos hablar sobre el futuro de Venezuela. Por lo general
nos concentramos en los terribles problemas que el país enfrenta hoy. Pero la
idea es ir más allá y hablar sobre cómo vemos a la Venezuela del mañana, una
vez se vaya el régimen de Maduro y pueda iniciarse la reconciliación y la
reconstrucción.
-¿Cuáles son los principales retos que usted cree enfrentará
Venezuela en ese “día después” del que tanto se habla?
Uno de las cosas más importantes sobre las que hablaré es
que mientras pensamos en el futuro de Venezuela hay que pensar en el rol de los
militares y del chavismo porque el chavismo es parte de la política en
Venezuela.
-Son temas muy importantes. ¿Pero que le hace pensar
que debemos hablar sobre eso cuando el gobierno de Nicolás Maduro no parece
estar cerca de ser derrotado? Se acaban de cumplir 90 días desde que Juan
Guaidó se proclamó presidente y no se vislumbra aún la salida del régimen…
Es lo que uno ve en los medios, pero no estoy de acuerdo con
esa idea. En primer lugar, hay una gran unidad en torno a Guaidó. La gente me
decía que si esto seguía 30, 60 o 90 días se vería un colapso de esa unidad,
que la oposición comenzaría a pelearse. Eso no ha pasado y Guaidó sigue siendo
el líder. También decían que con el paso del tiempo la gente se enfocaría en
conseguir un trabajo y algo de comer, y dejarían de salir a protestar. Eso
también ha estado equivocado. Guaidó lo demostró en Maracaibo a pesar de que
las redes sociales no son muy eficientes y de que el régimen intentó impedirlo.
Además, las encuestas siguen mostrado que la popularidad de
Maduro está por el piso, solo un 15 por ciento de apoyo, y que la gente quiere que
se vaya y, además, que entre la gente que quiere que se vaya están los
militares. Como hemos dicho antes, no podemos dar un cronograma o una fecha,
pero estamos confiados en que los deseos de
los venezolanos se cumplirán y este régimen se desvanecerá.
-Pero ante situaciones similares la historia ha demostrado
que entre más tiempo pasa más se atornillan este tipo de regímenes ¿no es así?
No estoy de acuerdo con eso. Lo que hemos visto en casos
como el de Ben Ali, en Túnez, y en Egipto, con Hosni Mubarak, es que nadie
puede predecir estas cosas. Se ven sólidos hasta que de pronto se van. En el
caso de Maduro ni siquiera se ve sólido. Puede que en cierta medida lo que
usted dice sea cierto, pero ese no es el caso de Venezuela. Pese al riesgo la
gente se sigue sublevando y eso es impactante.
-La impresión inicial que se tuvo, y hasta se vendió, era
que la salida de Maduro era inminente. ¿No cree usted que se vendieron falsas
expectativas y de allí la frustración que hoy existe?
Quizá algunos pensaron de esa manera, pero esa nunca ha sido
nuestra aproximación. Cuando el secretario de Estado Mike Pompeo me pidió que
ayudara no me dijo: “oye Elliot, te necesito unas cuatro semanas porque
esto es cuestión de días”. Nunca dijo eso ni creímos que sucedería de la noche
a la mañana. Y aunque lo veo en la prensa, aquí no hay nadie que piense que no
se ha progresado o que esté perdiendo interés.
-Hay voces en América Latina que piensan que quizá EE.UU.
gastó todo su arsenal contra Maduro muy rápidamente y que ahora se han quedado
sin munición para seguir presionando. ¿Qué opina?
Eso también lo escucho con frecuencia. Pero no es cierto.
Tenemos una lista de sanciones adicionales y es posible que anunciemos nuevas
este mismo viernes. Tenemos sanciones de título personal, y económicas.
Hemos alcanzado victorias en la OEA (Organización de los Estados Americanos) y
seguiremos buscando otras en otras instancias internacionales. Obviamente la
lista de opciones que le hemos dado al secretario es secreta hasta que se adopte.
Sigo escuchando historias sobre la pérdida de inercia y que Maduro no se ira.
Pero estoy seguro que cuando se vayan saldrán otras diciendo que era
inevitable. Por eso no le presto mucha atención a eso.
-¿Pero no vuelve más difícil su trabajo el hecho de que
Maduro, por un lado, haya aceptado el ingreso de ayuda humanitaria y, por otro,
este recibiendo un respiro dada las labores del grupo de contacto que lideran
algunos países europeos para buscar una salida diferente a la crisis?
La ayuda humanitaria que ha ingresado la Cruz Roja, y que
respaldamos, solo ha servido para atender a 25.000 mil personas, pero hay más
de 30 millones de venezolanos en el país. Lo mejor que se puede decir de la
iniciativa de la Cruz Roja es que es un programa piloto, pero no es la
solución. Es positivo que hayan aceptado su ingreso y de paso reconocido que la
necesitan. Nosotros estamos listos para entregar mucho más. Pero este régimen
no tiene capacidad para atender la crisis que existe. Los problemas más graves
que existen hoy día son el eléctrico y el del agua potable y este régimen no
los puede arreglar, está en bancarrota. Los expertos se fueron del país y
desgraciadamente estos problemas se van a agravar mientras este Maduro.
-En el caso del Grupo de Contacto, ¿no cree usted que su
efecto ha sido el de ofrecerle un salvavidas a Maduro y su régimen?
No creo que le haya ofrecido salida alguna. El régimen no
tiene apoyo, no puede enfrentar el desastre económico y humanitario que existe.
La gente lo que quiere es que esto se acabe independientemente de si existe o
no un Grupo de Contacto. El problema fundamental del régimen es que no tiene
capacidad para resolver los problemas. Lo único que ofrece es más represión y
con eso no resuelve nada.
-Existe la idea de que Maduro podría convocar elecciones
anticipadas con veeduría internacional. ¿Es algo que ustedes apoyarían?
Nosotros queremos elecciones libres, pero no veo cómo puedan
darse con Maduro en el poder. Ya vimos cómo se robó unas, las de mayo del 2018.
Pero aún si existiera veeduría internacional Maduro sigue en control total con
todo el poder de intimidación y castigo. Existen 25.000 agentes cubanos
infiltrando los sistemas de inteligencia, Maduro sigue controlando los medios
de comunicación. Es imposible tenerlas con ese nivel de control.
-Ustedes insisten en que
todas las opciones están sobre la mesa. ¿Pero lo están realmente? He escuchado
que el mismo Departamento de Defensa es reticente frente a la posibilidad de
una intervención militar.
Por supuesto que lo están. Todos deberíamos estarlo porque
cualquier opción militar debe ser la última opción, pero no podemos predecir
qué puede pasar más adelante. Nadie puede. Siempre me acuerdo de George H. W.
Bush, en 1988, cuando era vicepresidente. Si le hubiesen dicho que terminaría
con una intervención militar no lo hubiese creído. Nuestra explicación es que
todas esas opciones existen porque tienen que existir. Qué decisiones tome el
presidente dependerán de lo que vaya pasando en las semanas y meses que vienen.
No podemos decir más.
-¿Pero cómo se imagina usted una intervención humanitaria en
Venezuela por razones humanitarias?
Esa es una pregunta que no puedo contestar.
-Antes de concluir quisiera que se refiriera a una idea que
sigue surgiendo cuando se habla del rol que viene jugando EE. UU. en la crisis
de Venezuela: Que el interés de fondo del presidente Trump es electoral, pues
al enfocarse en Venezuela corteja el voto de los hispanos en la Florida, un
estado que necesita si quiere ganar la reelección.
Esa una idea que no ha surgido nunca en ninguna de las
reuniones que yo he tenido. Esta crisis tiene un efecto terrible en Venezuela,
en sus vecinos como Colombia, e invita a los cubanos, a los rusos y los iraníes
a que causen más problemas en la región. De eso se trata.